top of page

Luperca: La Guardiana de Roma

En la quietud de la madrugada, el río Tíber murmuraba como un anciano sabio, arrastrando en su corriente un pequeño cesto de mimbre. Dentro, dos bebés dormían profundamente, ajenos al peligro que los acechaba. Rómulo y Remo, hijos del dios Marte y la vestal Rea Silvia, habían sido condenados por la crueldad de un rey que temía el destino que ellos encarnaban. Sin embargo, el destino no se doblega ante los hombres.


El cesto encalló suavemente en la orilla, al pie de una colina cubierta de árboles. En ese momento, un par de ojos dorados emergieron de las sombras. Luperca, la loba del bosque, había escuchado el llanto de los pequeños. Era una criatura de leyenda, mitad salvaje, mitad mito, cuya mirada parecía atravesar la naturaleza misma. No dudó ni un instante; los recogió con sus fauces, tan cuidadosamente como si llevara a sus propios cachorros.


La Madre Salvaje


En el corazón del bosque, entre raíces y hojas, Luperca convirtió su guarida en un hogar. Los amamantó con la misma devoción con la que protegía a su manada. Cada noche, su aullido resonaba como un juramento, un canto que prometía protegerlos de todo mal. Los gemelos crecían fuertes, imbuidos de la energía de la tierra y el espíritu indomable del bosque.


A veces, otros animales se acercaban curiosos. Un águila, símbolo de los dioses, vigilaba desde las alturas; los ciervos pastaban cerca, como si comprendieran que aquel lugar era sagrado. Los niños no solo aprendieron a sobrevivir, sino a vivir en armonía con lo que los rodeaba.


El Pastor y la Decisión de Luperca


Un día, mientras los gemelos jugaban bajo la sombra de un roble, un pastor llamado Fáustulo los encontró. Observó asombrado cómo la loba los protegía, interponiéndose entre él y los niños. Pero Luperca no era una criatura irracional. Con sus ojos dorados, pareció juzgar al hombre y, al encontrar bondad en él, dio un paso atrás. Era como si supiera que había llegado el momento de que los gemelos comenzaran una nueva etapa.


Con un último vistazo, Luperca desapareció entre los árboles, dejando a Rómulo y Remo al cuidado de Fáustulo. Pero los gemelos nunca olvidaron a su madre salvaje. En sus corazones, sentían su presencia en cada brisa que acariciaba sus rostros y en cada sombra que se movía en el bosque.


El Legado de Luperca


Cuando Rómulo fundó Roma, recordó a la loba que les dio una segunda oportunidad. Ordenó que su imagen fuera grabada en la historia de la ciudad: una loba amamantando a dos niños, símbolo de protección, fuerza y unión entre lo divino y lo terrenal.


Luperca no solo les dio la vida; les enseñó que el verdadero liderazgo nace de la compasión, la valentía y la conexión con lo que nos rodea. Su espíritu salvaje y protector sigue resonando en las calles de Roma, como un recordatorio de que incluso en la adversidad, el amor y el sacrificio pueden cambiar el destino del mundo



 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

留言


Pero hay que recordar en la vida que hay un positivo para cada negativo y un negativo para cada positivo
Anne Hathaway

Donde va tu atención, fluye la energía

Tony Robbins

 

Lo que no te mata, te hace más fuerte

Mientras unos lloran, otros venden pañuelos

Dios, pon tus palabras en mi boca
No clasifiques al mundial, gana el mundial
Radio éxito o radio miseria
Resiste la tentación de volver a la comodidad y pronto verás los frutos

Se tu mayor fan

Margarita Pasos, Entrenadora Fortune 500

 

Todos somos iguales como almas, pero no todos somos iguales en el mercado

Jim Rohn


Los/as líderes que valoran a sus personas las empoderan

John Maxwell


Mantén el corazón abierto. Estamos programados para encontrar el amor.
Helen Fisher

Lo que NO estás cambiando, lo estás eligiendo

L. Buchanan

Por lo que el Hombre sucumbe, por ello vence

Los Estoicos

(...) y mi motivación en mi carrera son ustedes. Las personas! 

C.S

 

... tarde o temprano al ... y al ......​
 

Somos el amor infinito.

Mr. Pedro ⚔️

​​

Te deseo lo mejor en tu día :)
Santiago

Santiago de Chile

bottom of page