La Fuente de los Cinco Continentes de Mendoza: Un homenaje universal en el corazón de la ciudad
- Santiago Toledo Ordoñez
- 7 jul
- 2 Min. de lectura
En el corazón palpitante de Mendoza, en plena Plaza Independencia, se alza una obra que conjuga historia, arte y símbolo: la Fuente de los Cinco Continentes. Más que una estructura ornamental, esta fuente monumental es un mensaje de unidad en la diversidad, una declaración estética y cultural que ha resistido el paso del tiempo con dignidad y belleza.
Un regalo del mundo para Argentina
Inaugurada en 1910, con motivo del Centenario de la Revolución de Mayo, la fuente fue encargada en Francia al escultor Jean-Baptiste Gustave Poitvin y fundida en los renombrados talleres Val d’Osne. Su llegada a Mendoza representó no solo un gesto diplomático, sino también el anhelo de proyectar una visión abierta y universalista del país en plena celebración de su historia.
La fuente está compuesta por una gran pileta de piedra sobre la que se alza una estructura de bronce ricamente esculpida. Rodeando la base central, se ubican cinco figuras femeninas que representan los continentes habitados del mundo: África, América, Asia, Europa y Oceanía. Cada figura muestra atributos, vestimentas y detalles que evocan las culturas y tradiciones de su región, sin caer en estereotipos, sino celebrando la identidad singular de cada una.
En lo más alto de la fuente se alza una figura simbólica que representa a la República Argentina, con los brazos abiertos en gesto de acogida, como si dijera al mundo: “Aquí hay un lugar para todos”.
Un símbolo de integración y memoria
La Fuente de los Cinco Continentes es, desde hace más de un siglo, un ícono de Mendoza. No solo embellece la Plaza Independencia, sino que la dota de un carácter simbólico profundo: es el reflejo de una ciudad que, históricamente, ha sido cruce de caminos, refugio de migrantes y cuna de convivencia cultural.
El agua que fluye por sus surtidores no solo refresca, sino que conecta. Como un ciclo constante, nos recuerda que todo lo que nos separa también puede unirnos, si hay voluntad de diálogo y respeto. En tiempos donde la fragmentación social amenaza con alzarse, esta fuente murmura un mensaje antiguo y vigente: somos muchos, pero habitamos un mismo mundo.
Un punto de encuentro y contemplación
Ubicada en una de las plazas más importantes de la ciudad, la fuente convive con la vida diaria de mendocinos y turistas. Es escenario de espectáculos, fotografías, celebraciones y encuentros. Pero también invita al silencio, a la contemplación, a detenerse y observar. En medio del ritmo urbano, esta joya patrimonial ofrece un respiro poético.
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