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Apolo: La Luz que Nunca se Apaga

En una mañana dorada, cuando el mundo aún estaba envuelto en las primeras luces de la creación, nació Apolo, el dios del sol y la armonía. Su madre, Leto, había vagado sin descanso, buscando un lugar seguro donde dar a luz, acosada por los celos de Hera. Finalmente, en la humilde isla de Delos, rodeada por el mar, Apolo llegó al mundo. Desde el primer instante, su presencia iluminó todo a su alrededor, un presagio de su destino como portador de luz y guía de los mortales.


Desde joven, Apolo mostró un poder innato para transformar lo caótico en bello. Mientras otros dioses se deleitaban en la guerra o el vino, Apolo dominaba la lira, sus dedos danzando sobre las cuerdas con una gracia divina. Con cada melodía, podía calmar tormentas, sanar corazones rotos y hacer florecer los campos más áridos. La música era su don, pero su propósito era mucho más grande: ser un puente entre los dioses y los hombres.


Sin embargo, Apolo no solo era un creador, también era un protector. Un día, al llegar a Delfos, encontró a sus habitantes aterrados. El terrible dragón Pitón había reclamado el lugar como su dominio, extendiendo el miedo y la oscuridad. Apolo, con su arco de plata y sus flechas infalibles, descendió al valle y enfrentó a la bestia. El combate fue feroz, pero con cada disparo, Apolo mostró su determinación. Al final, Pitón cayó, y Delfos quedó libre. En el lugar de su victoria, Apolo fundó su famoso oráculo, un centro de sabiduría donde los mortales buscaban respuestas a los misterios de la vida.


Pero incluso los dioses no están exentos del dolor. En sus muchas aventuras, Apolo conoció el amor, aunque a menudo acompañado de tragedia. La ninfa Dafne, aterrada por la intensidad de su amor, huyó de él y pidió a los dioses que la transformaran en un laurel. Cuando su deseo fue concedido, Apolo, lleno de pesar, prometió que el árbol sería para siempre sagrado, un símbolo de gloria y fidelidad.


A pesar de sus pérdidas, Apolo nunca dejó de brillar. Día tras día, guiaba su carro solar por los cielos, recordando a los mortales que, aunque la noche sea larga, siempre llegará un nuevo amanecer. En cada rayo de sol, en cada melodía, en cada palabra del oráculo, Apolo dejaba su marca: la promesa de que la luz y la verdad prevalecerían.


Y así, Apolo sigue siendo un faro eterno, un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, la luz siempre encuentra su camino.




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Pero hay que recordar en la vida que hay un positivo para cada negativo y un negativo para cada positivo
Anne Hathaway

Donde va tu atención, fluye la energía

Tony Robbins

 

Lo que no te mata, te hace más fuerte

Mientras unos lloran, otros venden pañuelos

Dios, pon tus palabras en mi boca
No clasifiques al mundial, gana el mundial
Radio éxito o radio miseria
Resiste la tentación de volver a la comodidad y pronto verás los frutos

Se tu mayor fan

Margarita Pasos, Entrenadora Fortune 500

 

Todos somos iguales como almas, pero no todos somos iguales en el mercado

Jim Rohn


Los/as líderes que valoran a sus personas las empoderan

John Maxwell


Mantén el corazón abierto. Estamos programados para encontrar el amor.
Helen Fisher

Lo que NO estás cambiando, lo estás eligiendo

L. Buchanan

Por lo que el Hombre sucumbe, por ello vence

Los Estoicos

(...) y mi motivación en mi carrera son ustedes. Las personas! 

C.S

 

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Somos el amor infinito.

Mr. Pedro ⚔️

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Te deseo lo mejor en tu día :)
Santiago

Santiago de Chile

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