Un Recorrido por el Palacio La Moneda: Historia y Cultura chilena, y conexión con el Pueblo Mapuche
- Santiago Toledo Ordoñez
- 10 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 ene
El 27 de Diciembre de 2024, tuve el privilegio de vivir una experiencia que me permitió sumergirme en el corazón de la historia chilena: mi primera visita al Palacio de La Moneda. Este lugar, cargado de significado político y cultural, no solo me reveló momentos clave de la historia reciente de Chile, sino también una profunda conexión con las raíces indígenas de nuestra tierra.
Al comenzar el recorrido, pasé por el emblemático Patio de los Naranjos, donde el sol se filtraba a través de las ramas de los árboles, creando un ambiente de calma en medio de la grandeza del Palacio. Este patio, testigo de muchas reuniones históricas, me permitió reflexionar sobre la historia que se ha escrito entre estos muros, pero fue al llegar a un rincón especial cuando la visita realmente cobró un nuevo significado.
En el patio se encontraba el Árbol del Canelo, un árbol sagrado para los mapuche. Su presencia me recordó la importancia espiritual que tiene en su cultura, pues el Canelo es venerado por su capacidad para limpiar las energías negativas y por su conexión con el mundo espiritual. Este árbol, testigo de tiempos ancestrales, se erige como un símbolo de la sabiduría y la identidad mapuche, un recordatorio de la necesidad de valorar y preservar las tradiciones de nuestros pueblos originarios.
A medida que avanzaba por el Palacio, llegamos a un salón donde se dieron conferencias y se anunciaron noticias cruciales para el destino del país. Este espacio, donde figuras como Manuel Montt y Diego Barros Arana compartían sus ideas, marcó un hito en la historia política de Chile. El peso de la historia era palpable, y el ambiente me hizo pensar en las decisiones que se tomaron allí y cómo transformaron la nación.
Uno de los momentos más sorprendentes fue al encontrar una simulación de un Moai, símbolo de la cultura ancestral de Isla de Pascua. Este moai, que parecía observar en silencio, me recordó la rica herencia cultural de Chile y la profunda conexión que tenemos con nuestros pueblos originarios, desde la Isla de Pascua hasta el sur de Chile.
El recorrido continuó hasta un salón muy especial, donde encontré el cuadro de Pedro de Valdivia, uno de los conquistadores más conocidos de la historia chilena. Junto a él, estaba el retrato de Lautaro, el gran líder mapuche que luchó valientemente contra la invasión española. Ver estas dos figuras históricas juntas, en el mismo espacio, me hizo reflexionar sobre la compleja interacción entre los pueblos indígenas y los colonizadores, y sobre cómo ambos, a su manera, definieron el destino de Chile. Lautaro, como símbolo de resistencia, y Pedro de Valdivia, como representante de la conquista, nos recordaron la rica, pero a veces dolorosa, historia que compartimos como nación.
Al salir de La Moneda ese día, me llevé conmigo una sensación profunda de conexión con mi país y su historia. La visita no solo fue un recorrido por un edificio lleno de monumentos y recuerdos, sino un viaje hacia el alma de Chile. Cada árbol, cada pintura y cada rincón dentro de ese espacio me permitió entender mejor las complejidades y riquezas de nuestra identidad, uniendo la historia de los pueblos originarios con los eventos que marcaron el rumbo del país. La Moneda, con todo su simbolismo, me recordó que nuestra historia es plural, diversa y está viva en cada rincón de Chile.
El Palacio de La Moneda, situado en el centro de Santiago, Chile, es uno de los edificios más representativos del país. Inaugurado en 1805, fue originalmente diseñado como la sede del poder ejecutivo y la Casa de la Moneda. A lo largo de su historia, ha tenido un papel clave en la política de Chile.
Hoy en día, el Palacio de La Moneda es la sede del gobierno, donde el presidente de la República lleva a cabo sus funciones oficiales. También alberga las oficinas de los ministros y otros altos funcionarios del gobierno. Aunque ya no es la residencia presidencial, sigue siendo un símbolo central de la política chilena. Además, el Palacio tiene un papel cultural al acoger exposiciones y eventos relacionados con la historia y el arte del país, permitiendo que los ciudadanos y visitantes aprendan más sobre su patrimonio.





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