El Secreto de Quiénes Somos: ¿Está en Nuestros Genes o en Nuestro Entorno?
- Santiago Toledo Ordoñez
- 22 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 ene
Dos hermanos gemelos, Lucas y Mateo, crecieron bajo el mismo techo, compartiendo la misma mesa, los mismos cuentos antes de dormir y el mismo aroma a pan casero que su madre preparaba cada domingo. A simple vista, eran iguales: mismo cabello oscuro, misma sonrisa traviesa y las mismas manos ágiles que construían castillos de arena durante las vacaciones en la playa.
Sin embargo, sus caminos fueron divergentes desde el principio. Lucas era tranquilo, introspectivo y amante de los libros, mientras que Mateo era un torbellino de energía, siempre buscando nuevas aventuras. Este contraste fascinaba a todos los que los conocían. “¿Cómo pueden ser tan diferentes si son criados exactamente igual?”, preguntaban los vecinos.
Esta pregunta, aunque sencilla, encierra una de las discusiones más complejas de la humanidad: la eterna pugna entre natura y nurtura. En otras palabras, ¿qué define quiénes somos? ¿Nacemos con una esencia predeterminada o es el entorno quien esculpe nuestra identidad?
Natura: El legado inscrito en los genes
Lucas parecía el vivo retrato de su abuelo materno, un hombre silencioso y reflexivo que podía pasar horas absorto en sus pensamientos. La madre de los gemelos contaba cómo, desde bebé, Lucas parecía sereno, prefiriendo observar antes que actuar. Era como si en su ADN ya estuviera inscrita esa calma que lo diferenciaba.
Los defensores de la natura argumentan que nuestros genes son los planos fundamentales de nuestra existencia. Ellos determinan no solo el color de nuestros ojos, sino también nuestras inclinaciones, talentos y, en algunos casos, hasta nuestras debilidades. Lucas heredó el amor por los libros y la introspección como una melodía que su abuelo había compuesto mucho antes de que él naciera.
Nurtura: El cincel del entorno
Mateo, en cambio, era como un camaleón que absorbía el mundo que lo rodeaba. Su energía inagotable era alimentada por el bullicio de los amigos que visitaban su casa y las historias emocionantes que su padre narraba en las noches. Aprendió a trepar árboles y a construir refugios en el bosque porque su curiosidad no tenía límites.
Para los defensores de la nurtura, el entorno es el artista que moldea al individuo. Las experiencias, las relaciones y las oportunidades que encontramos en el camino son como pinceladas que dan color y textura a nuestra personalidad. Mateo, con su mundo exterior lleno de estímulos, se formó en el movimiento, en la exploración y en el deseo de conectar con los demás.
El encuentro de dos mundos
La vida de los gemelos nos recuerda que no hay una respuesta absoluta. Cuando Lucas enfrentó un desafío en la escuela que le exigió salir de su zona de confort, fue la motivación de su entorno la que lo empujó a crecer. Y cuando Mateo tuvo que superar un problema personal, recurrió a una fortaleza interior que, sin duda, formaba parte de su esencia innata.
La verdad es que somos un tejido complejo donde natura y nurtura se entrelazan. Nuestros genes nos dan las herramientas, pero el entorno nos enseña cómo usarlas. Y en esa danza, ambos factores se potencian y se desafían mutuamente.
Un mensaje para reflexionar
Quizá nunca sabremos con certeza qué peso tiene cada uno, pero lo que sí podemos hacer es valorar el papel que desempeñamos en las vidas de los demás. Somos arquitectos del entorno de quienes nos rodean, y cada palabra, cada gesto y cada oportunidad que ofrecemos tiene el poder de transformar.
Así que, la próxima vez que observes a alguien, recuerda que en su esencia lleva una historia escrita por la naturaleza, pero también lleva las huellas de aquellos que han moldeado su camino. Porque, al final del día, somos el resultado de una alianza extraordinaria entre lo que heredamos y lo que vivimos.

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